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Astrología paleolítica
por Demetrio Santos



Nota P.G.: Esta ponencia fue presentada al Congreso de Astrología de Barcelona (Diciembre 2002), organizado por la revista Mercurio-3. Gracias a Jaume Martín por su ayuda.
 

     1.- Aunque el período Paleolítico es muy extenso, vamos a limitar nuestro estudio a su época final, la que transcurre entre -30.000 y -10.000, fecha media esta última de la catástrofe climática diluvial, al término de la glaciación.

Si nos interesamos por la astrología paleolítica [1]  es porque manifestaciones culturales como las pinturas de Altamira, Lascaux, y otras diversas indican un alto grado evolutivo, que sería paralelo al astrológico y otros más.
 

     2.- Al final de la última glaciación hay una cultura unificada sahariano-mediterránea extendida desde la costa atlántica norteafricana hasta el Irán, y entre la Europa Meridional y el Afrecha Subsahariana. El clima de la región tiene menos temperatura y más lluvias y permite la existencia de lagos interiores (fig. 1), bosques y sabana, lo que facilita la intercomunicación de todos los territorios de Este a Oeste; vínculo que se rompe luego al desertizarse la zona por el cambio climático.


fig. 1

     El nivel oceánico era unos 130 m. más bajo que el actual (fig. 2), constatado en el Atlántico y el Pacifico (Australia, Komodo, etc.) con lo que Sicilia se unía con Afrecha, Gibraltar era más angosto, con algunas islas intermedias que facilitaban el paso de Afrecha a Europa, y no había comunicación marítima del Mar Negro y el Mediterráneo.


fig. 2

La fusión de los hielos aumentó el nivel oceánico, separó las costas de Gibraltar, hecho recordado en la hazaña de Hércules (símbolo paleolítico) y aisló Italia de Afrecha.

Esa unidad cultural, reflejada en el idioma, la constata el Génesis al describir este tiempo antediluvial: "Era la tierra toda una sola lengua, y de unas mismas palabras" (11, 1). Esa interrelación humana promovió el conocimiento en todos los campos; después se arruinó con la diversificación lingüística subsiguiente al sedentarismo agrícola, que desvinculó territorios y pueblos tras el Diluvio.
 

     3.- El cambio climático de -10.000 rompió la unidad cultural antedicha y sumió a la reglón en hambre, enfermedades y caos en los siguientes 5.000 años; la Biblia dice que "Fueron exterminados todos los vivientes sobre la superficie de la tierra, desde el hombre a la bestia, y los reptiles y las mes del cielo" (Gen. 7, 23), y en la cronología de Maneton se designa este periodo como el de los "Espíritus de la Muerte ". El hombre paleolítico, que había alcanzado una cultura notable, y una estatura de 1,85 m. de media ("había entonces gigantes en la Tierra", Gén. 6, 4) fue diezmado. empequeñecido por hambrunas, y acortada su vida, y solo cuando van apareciendo los nuevos calendarios solares a partir del -5.000 indica una cierta organización social.

Las regiones atlánticas de Afrecha y Europa, influidas por el Océano (Atlas, Península Ibérica), no sufrieron cambios tan drásticos como las interiores, y mantuvieron modos de vida de caza y recolección, llegando aquí tarde la agricultura. De ahí su arcaísmo, y que de allí provengan datos y recuerdos paleolíticos: los tartesios presumían de tener leyes de 6.000 años de antigüedad que los vinculaba a la vieja y 'noble" sociedad paleolítica, y relatos sobre Hércules como el Jardín de las Hespérides, Atlas. Gerión. el Cancerbero, las Amazonas, etc., provienen de esta zona. También los griegos se vanagloriaban de ser descendientes de la nobleza pelásgica (paleolítica).
 

     4.- La astrología establece como elementos principales de influencia el Sol, la Luna, los planetas y estrellas y el dodecanario zodiacal.

El primer astro utilizado por el hombre para contar el tiempo fue la Luna, que por su figura propia sirve para cualquier lugar de la Tierra. También se vincula con los períodos de gestación humana y animal, con los movimientos de los animales y la caza de éstos, y con las mareas, y adviértase que una de las fuentes básicas de alimentación antigua era el pescado y la recolección de moluscos. Por eso, aunque en la vida diaria es el Sol la principal luminaria, es la Luna el cronocrator calendárico en los primeros tiempos.

Así el año se mide en meses lunares, y las estrellas, visibles junto con la Luna (lo que no sucede con el Sol) se toman como referencia a su movimiento, originando primero las "mansiones lunares", predecesoras de los Signos solares.

La medición del año fuera de la referencia estelar produce también un dodecanario de lunaciones y tareas mensuales, es decir, tos "trabajos de Hércules", ocupaciones primero del hombre cazador paleolítico (Leo, Escorpio, Capricornio), y más tarde del neolítico con sus nuevas faenas agrícolas (Virgo, Libra). acabando en los símbolos de los menologios medievales. La evolución de los Signos es una historia de la Humanidad, así la Liebre paleolítica deviene la espiga de la recolección en Virgo, y el Dragón chino la Balanza de pesaje de mieses en la economía agrícola.
 

     5.- El estudio de la Luna y las constelaciones nos descubre la astrología paleolítica. Al igual que en una cronología solar es el Sol el astro principal, y analizamos su luz, cromatismo, movimientos, etc., en una cronología basada en la Luna es ésta el principal astro, y se observan sus movimientos, aspecto, color, influencias, etc. para prever el tiempo ú otros fines; nótese que, aún hoy, es de los astros más estudiados (incluso para la Bolsa), pese a incluirse luego otros planetas o estrellas.

Datos y anotaciones lunares desde -30.000 ha encontrado Marshack en pinturas y grabados rupestres y en "marcas de caza" sobre utensilios; se observa un predominio de los períodos de 7, 15 y 30 días correspondiendo al ciclo lunar sinódico (fig. 3).


fig. 3

El simbolismo general nos indica que las trazas lineales figuran días (en cuevas, abrigos, etc.), las coviñas ú hoyuelos son meses o lunaciones (Peña del Gato, Laxea das Rodas) y los círculos concéntricos significan años (petroglifos gallegos. passim).

Como verificación vemos ciclos de 12 y 13 lunaciones del año, o períodos de 3 y 5 años, o de 62 meses, (Peña del Gato, Cueva del Pindal, Laxea das Rodas); pero incluso hay en la placa de marfil de Malta (Siberia), y en la de Naxos, marcas de 235 lunaciones correspondientes al ciclo de Metón [2]  que sería así conocido ya en el -15.000.

En cualquier caso, los períodos figurados pueden ser muy diferentes, pues dependen del grado de ajuste o precisión requerido en las observaciones del tiempo, y no se excluyen mutuamente.
 

     6.- El primer capítulo del Génesis nos ofrece un paisaje paleolítico, probablemente tropical: el jardín del Edén está formado por toda clase de árboles de cuyos frutos se alimenta el hombre, y no se mencionan otras plantas (hierbas, arbustos).

Porque las gramíneas silvestres no proveen de suficiente alimento al hombre para sobrevivir, como lo hacen frutas mayores como manzanas, plátanos o bellotas. Aquéllas prosperan en la sabana o páramo, y alimentan animales que, a su vez, se cazan para provisión de carne. Los mejor adaptados en la reglón son los bóvidos, y de ahí su abundancia; por ello se toma un animal representativo como el toro, buey, vaca, debido a sus cuernos, como imagen de la "Luna Cornuda" (Luna Nueva, principio del ciclo), en la cronología lunar.

El símbolo surgió seguramente en un país tropical, puesto que allí la Luna se ve con sus puntas hacia arriba casi horizontales, mientras que en países de mayor latitud su forma es de una hoz (que ya no es paleolítica, sino agrícola).

El otro símbolo lunar prediluviano, que también figura en el Génesis de forma relevante, es la serpiente, pero ésta representa el ciclo lunar, y no la forma del astro. La primordial importancia del ciclo reserva este símbolo para la Luna, no destacando especialmente en constelaciones de estrellas.

Con todo ello, y puesto que la Luna es celeste y sagrada, también sacraliza sus símbolos (como sucede con la cruz en el Cristianismo), y así el ureo /serpiente en Egipto, símbolo de todos sus sabios (los que entienden la medición del tiempo), por eso la extraña afirmación del Génesis. tomando el símbolo por el objeto, de ser la serpiente "el más sabio de los animales"; la sacralización del toro produce el Buey Apis egipcio y las vacas sagradas de la India.
 

     7.- Otro símbolo lunar paleolítico, y que por ello aparece también en los primeros capítulos del Génesis (2, 21), es el de la "costilla". Un medio sumamente extraño para la "construcción" de la mujer a partir del hombre ya formado. Es durante el sueño, se supone que durante la noche por tanto, cuando se utiliza una costilla de Adán para "fabricar" a la mujer.

El mito, en esta cosmología lunar, es astronómico: la Luna Nueva parece que surge o "nace" del Sol poniente como una línea o "costilla" (costado) a partir de la cual va formándose la Luna (mujer) en los días siguientes del ciclo.

El lenguaje mítico debía de ser de común comprensión, y se sobreentendía tal interpretación, corroborándolo el jeroglífico egipcio (<~3 .000) de "costillas y espinazo" (-3w-); el cual esquematizan otras pinturas rupestres paleolíticas que representan los primeros días de lunación, como algunas de la altimeseta soriana (fig. 4). El jeroglífico egipcio es una forma culta del símbolo, que debía de ser bien conocido cuando sirvió de base a uno de los signos elementales, a pesar de su complejidad. [3]


fig. 4

     8.- Hay una característica importante que diferencia la cronología lunar de la solar, y es el momento de empezar la cuenta del tiempo.

La Luna Nueva que marca el principio del mes aparece a la puesta del Sol, hacia el Oeste, y por eso conviene también empezar a contar el día (ciclo diario) simultáneamente, es decir, al atardecer. Por eso el día empieza a la puesta del Sol, y no a la salida como en las cronologías solares (arcaísmo judío).

También esto se refleja en el Génesis: "Hubo tarde y mañana: día primero" (Gén. 1,5, -8, -12, -23, -32), y lo mismo en los días siguientes de la Creación. Y algo más adelante del texto, se insiste en esta prioridad de la tarde: "~ paseaba el Señor Dios en el jardín a la brisa del atardecer.... "(Gén. 1118).

Así, los observatorios lunares se orientan al Oeste, y no al Este, y ejemplos tenemos en Peña Tu (-2.500 1-4.000), o la Peña del Gato (flg. 5), o templos cristianos dedicados a la Virgen (Luna, femenino) que han mantenido su adscripción lunar (Pilar de Zaragoza; ermita del Camino, en Zamora. con una gran serpiente materializando el mito), derivando de un antiguo observatorio. [4]


fig. 5

     9.- En rigurosa coherencia lógica, como el mes empieza creciendo la luz con la Luna Nueva, el año ha de empezar creciendo también desde la mínima anual del Sol, en el Solsticio de Invierno.

Recordemos que Italia estuvo unida a la zona media norteafricana en la glaciación, y recibía su influencia cultural directamente; después quedó aislada, pero debió de conservar la vieja cultura.

Por eso, cuando Roma toma el relevo político-cultural, impone el arcaico calendario latino que seguía la regla natural paleolítica, cuando ya en Oriente Medio había calendarios que empezaban el año en el equinoccio de primavera ú otras fechas. También regresó al cómputo lunar con sus kalendas (Luna Cornuda), nonas (Cuarto Creciente) é idus (Luna Llena); y no se menciona el Cuarto Menguante porque éste se produce ya de madrugada, y el Sol aquí es una referencia mejor. [5]  Sin embargo, aunque arcaico, es ya un paleolítico adaptado, pues las kalendas, etc. se encajan en los meses solares de unos 30 días, dependiendo de la división en 12 sectores anuales.

El principio solsticial tiene una explicación física, pues la Luna, astro principal, proporciona su iluminación máxima anual sobre el suelo en la Luna Llena del Solsticio de Invierno, y asimismo el máximo gradiente (que el Sol tiene cerca del Equinoccio vernal) y es en estas condiciones cuando culmina su influencia.

En tal posición, si la primera lunación coincide con el solsticio, es decir, en un año con 13 Lunas Nuevas, hay máxima crisis, y de ahí probablemente la atribución del maleficio del número 13, que se habría observado ya en el paleolítico. Su equivalente, en doctrina solar, es nuestro refrán de "Pascuas marciales. hambres o mortandades": porque también la Pascua depende del Equinoccio y significaría una coincidencia de los puntos más críticos del Sol y la Luna en Marzo.
 

     10.- Los elementos lunares, por ejemplo, el predominio del número 7 (días del Cuarto), arraigaron profundamente durante el largo periodo paleolítico, se espiritualizaron y mitificaron, y renacen en momentos de crisis. Llegan acá hasta -1.200 y prevalecen en Egipto, y cuando Moisés saca de allí a los judíos peregrinando a Palestina; éstos, ante una situación crítica, rememoran viejos mitos, y piden a Aarón la imagen de un toro (Ex. 32.1), el Apis egipcio, para materializar su religión. É incluso Moisés manda elevar en el desierto el Nejustán (Núm. 21.8), una serpiente sagrada, ante peligros que no sabe cómo conjurar.

La vaca o buey, sagrados o no, es decir, como representantes de la Luna (que es celeste, divina), se utilizan como método adivinatorio hasta nuestra Edad Media cristiana, y ejemplo es el sistema de elegir el emplazamiento de un santuario: se coloca el cuerpo o reliquias del santo en un carro tirado por bueyes y, allí donde éstos se paran (porque representan /sintonizan a la Luna, la cual los "inspira") es el lugar designado por el Cielo para su emplazamiento (Santiago, en Compostela. etc.). [6]

También el toro simboliza la tormenta, lo que se ha interpretado porque su mugido se parecería al trueno; pero es su simbolismo / sintonía lunar lo que sirve como pre-visión de ella, o lo que es igual, es el toro = Luna lo que predice las tempestades. De hecho, hasta el día de hoy se ha seguido usando el "Lunario" para prever el tiempo que hará en el mes / lunación, y hay refranes como "la Luna de Octubre siete lunas cubre" que describe el conocido método de las "cabañuelas".

El símbolo lunar del toro surge en el paleolítico, y es ubicuo lo mismo en Altamira (bisontes) que en Foç Coa, y otros lugares, transformándose luego en los Baales del Oriente Medio. Su significación mitológica se muestra en la cultura helénica con las "vacas / toros de Helios"; puesto que la vaca (Luna Cornuda) es la lunación, significa las lunaciones del año. Asimismo la víctima de los sacrificios religiosos, vínculo del hombre con el cielo (Luna), es entre los judíos toros o novillos (sacrificio mayor) porque es animal sagrado por su simbolismo. Platón describe la ceremonia paleolítica de la caza del toro por los reyes atlantes, sin armas de hierro, solo con cuerdas y venablos de madera (Paleolítico), y su sacrificio en el altar / pináculo (Critias, 119.e).

También sus más antiguas leyendas se hunden en el paleolítico, tal el Minotauro (mene = tauro), que vive en la cueva, habitación humana durante la glaciación. Los antropónimos arcaicos igualmente comportan apelativos lunares, Mene-, como el egipcio Menes, o el griego Minos.
 

     11.- Platón (Critias 11O.b-111.d; Timeo 23.d-25.a) da la fecha casi exacta del cataclismo diluvial,

9.000 años antes de su tiempo, es decir, en -9.500, lo que concuerda con los registros climáticos hallados actualmente. Las anotaciones históricas provenían de los templos egipcios, en los que había datos antiquísimos; también la cronología de Manetón bebe posteriormente de las mismas fuentes.

Su descripción sobre los reyes atlantes muestra asimismo los conocimientos cronológicos: se reúnen cada 5 años y cada 6 años alternativamente para renovar los pactos, con las pertinentes ceremonias.

Las reuniones son necesarias para sincronizar las fechas, pues el período lunar no es exacto, y un deslizamiento de fecha, en ferias, transacciones. relaciones sociales, etc. trastornaría esas relaciones.

Los observatorios y sus anotaciones eran, por tanto, muy importantes, y estaban protegidos, conviniéndose más tarde en lugares sagrados, por su relación con el cielo y su reglamentación del tiempo. Nótese que el momento (y día) de visibilidad de la Luna Nueva depende de la longitud geográfica, y dos regiones vecinas podían diferir en un día de error, según la hora de la Lunación.

Pero contando el año por la Luna Nueva del solsticio hiemal, hay años de 12 lunaciones y otros de 13, por lo que hay que compensar el error; en un ciclo metónico de 19 años hay 7 años de 13 y el resto de 12; los ciclos de 12 lunaciones se distribuyen en 5 ciclos de 2 a. y 2 ciclos de la. Al reunirse y corregirlo cada 5 y cada 6 años se logra equilibrar razonablemente la media anual. El sistema revela el conocimiento de tal complejidad ya por estas fechas.
 

     12.- Situados los atlantes (montañeses) en Occidente, probablemente en el Magreb, podría no ser casual que el hallazgo del más antiguo zodíaco de Signos conocido esté en el río Susfana (Atlas), puesto que en esta zona arcaica habrá más restos de la antigua cultura. Sin embargo los símbolos que se nos muestran despiertan dudas, por su parecido con el alfabeto líbico, y con otros signos zodiacales históricos tardíos, que lo hacen sospechar cristiano. Ciertamente las figuras rupestres adjuntas pueden provenir de -10.000, pero es difícil asegurar que todas sean coetáneas (fig. 6).


fig. 6

La figura de Atlas, sosteniendo el cielo, indica un astrónomo ú observador, y el antropónimo está tomado probablemente de la misma designación de los "montes" en el idioma del substrato (raíz -atl-/a-tal-, como en -a-tal-aya: altura, montaña); en cualquier caso los observatorios, más tarde santuarios, se encuentran en las alturas.
 

     13.- Para fechar las observaciones contamos además con la fijación de las diversas constelaciones. En buena lógica las más brillantes serían las establecidas primeramente, y por tanto las más antiguas, tales como Orión, en la zona más brillante del cielo; éste aparece ya en la Biblia antes del -1.000, pero sin duda era de conocimiento muy anterior.

Podemos así escalonarlas por fechas según su importancia, siendo las menos visibles las últimas. Así, Orión (cazador gigante) y sus Perros (domesticación -25.000) y quizá la Liebre son seguramente paleolíticas; de tiempo intermedio datan otras menos visibles como el Cisne (antiguamente el Águila Cadente) o el Serpentario, y muy modernas, ya de la era industrial, la Máquina Neumática o el Sextante. Analizando detalladamente cada constelación se puede fijar la fecha de su institución; la mayoría de los nombres actuales proviene de la cultura helenística, traducción a menudo de la babilónica. El Extremo Oriente, más arcaizante, conservé mejor los símbolos paleolíticos zodiacales, y también el importante símbolo de la serpiente, que en Occidente judeo-cristiano fue demonizado.

La declinación o la latitud celeste de cada constelación influyen también, y son más notables las de baja declinación, por ser referencia para los planetas. Otras como la Osa Mayor, aunque notable para el Hemisferio Norte, ha cobrado importancia por ser referencia del Polo últimamente, pero antes no la tuvo porque el Polo estaba desviado. Estas constelaciones polares fueron útiles a los navegantes, pero menos a los astrólogos.

Las del Hemisferio Sur, lógicamente, se ven en regiones meridionales de la Tierra, y por eso su historia es ignorada en nuestra cultura sahariano-mediterránea.
 

     14.- Para situar en el tiempo la astrología paleolítica, vamos a analizar una reliquia astrológica que nos llega al menos del tiempo de la cultura egipcia clásica (-2.800): se trata de la atribución de Sirio como "hogar de Isis", es decir, la "casa de la Luna", allí donde ésta tiene su máxima fuerza o importancia.

Sabemos que los antiguos establecían la regencia de las estrellas guiándose por su color. Otras veces por grado del círculo celeste donde tenían mayor fuerza, o bien porque formaban conjunción con algún planeta.

Pero Sirio no reúne ninguna de estas condiciones con la Luna: ni por cromatismo, ni por hacer conjunción con ella por su distinta latitud celeste; la única posibilidad por tanto es hacer orto con ella.

Tenemos un ejemplo paralelo con el Sol en los "días perros, ó caniculares", máximo calor del verano, cuando transita (orto) por los Canes, Menor y Mayor (Sirio: estrella del perro). Y puesto que un astro tiene el máximo poder cuando se halla "en su casa", hogar o regencia, designaríamos a Sirio como "hogar del Sol".

La Luna a su vez, en su ciclo mensual, sale (o se pone) junto con Sirio todos los meses, pero en una fase o grado irrelevante del ciclo. En este caso la estrella no puede tomarse como "hogar" de la Luna, ni ser importante.

Pero en cambio silo será cuando el punto principal de su ciclo, la lunación (Luna Nueva) coincide en orto con Sirio. Y dado que el ciclo anual empieza en la Luna Nueva del solsticio, esto ocurrirá cuando la estrella se haya encontrado allí: en ese momento Sirio será la "casa de la Luna, el hogar de Isis ".

Hechos los cálculos pertinentes la fecha es en torno a -11.650, y es entonces cuando tiene vigencia la astrología y observaciones indicadas. De nuevo nos encontramos en la cronología paleolítica del final de la glaciación, e implica que ya existía entonces el concepto de las "regencias" y el de exaltación de un astro por encontrarse en "su hogar" tal como mantiene la astrología posterior.

Lo cual confirma también que los observadores paleolíticos tomaban como referencia el Horizonte en la salida (o puesta) de los astros, como sabemos por otras vías, y que asimismo se apoyaban en las estrellas más importantes, siendo Sirio (magnitud -1,6) una de las principales que, andando el tiempo, sirvió también en Egipto para determinar el tiempo anual de la inundación del Nilo, y otros fines (y actualmente para los "días caniculares"). Pero lo importante es que hemos podido determinar una fecha y una fase de evolución de la astrología.

Los egipcios mantuvieron este recuerdo y regía astrológica y la misma doctrina, aunque posteriormente no servía ya Sirio de "hogar de Isis" para marcar el principio del año, como ha ocurrido luego con la divergencia del Zodiaco fijo de las estrellas y el móvil de los trópicos; pero ha quedado constancia en el recuerdo, lo mismo que quizá se seguirán llamando en el futuro "días caniculares" unos en que el Sol del verano ya no se moverá sobre la constelación del Perro.
 

     15.- Este recuerdo de la vinculación de Sirio con la Luna se mantuvo mucho tiempo después, ya que los zoroa.strianos hacían sus predicciones observando la posición de la Luna respecto al orto de Sirio [7] , que equivaldría a la carta anual de hoy.

Hay que recordar que el mazdeísmo presume de ser la religión más antigua del mundo, y de haber influido en el judaísmo y sus derivadas. Algunos de sus ritos y creencias, en efecto, son anteriores a -1.800, aunque luego haya ido captando aportes e influencias, especialmente astrales de Babilonia.

Este sistema, por tanto, reflejaría el método usado en el Paleolítico, y deriva correctamente de las premisas de la cronología lunar antedicha.
 

     16.- Otro punto notable a estudiar es el del estelar Signo de Tauro: en efecto, si el símbolo del toro representa la Luna, la figura del toro debió haberse fijado en el cielo durante la cronología lunar (Paleolítico), cuando el comienzo del año (solsticio) transcurría por esa zona estelar, siendo referencia especial Aldebarán (Mag. 1,0), situada casi en la Eclíptica misma, en condiciones similares a las antedichas.

Se añade que, en el mito de Atlas, procedente del Noroeste africano, las Pléyades y las Híades son hijas de Atlas (observador paleolítico), es decir, traduciendo el lenguaje mítico, descubiertas o designadas por él como constelación. Todas formando el conjunto de la constelación de Tauro.

Si hacemos el cálculo, el solsticio de invierno estuvo en Aldebarán en torno al -9.200, y de esta fecha provendrá el Signo y los relatos antedichos.
 

     17.- El sistema de predicción en la cronología lunar se hacía mediante las Casas lunares, lo mismo que en la cronología solar mediante los Signos. Restos de él podemos ver en el "Tratado de Astrología y Magia" traducido en la escuela de Alfonso X, donde se ofrecen las versiones de Kanaka, los indios, Plinio y Hermuz, todos ellos de tiempos históricos (ca. Escuelas Alejandrinas); pero la figura de la liebre se atribuye a la Luna (por rapidez de su movimiento) en las Casas Lunares, y también se ha conservado en el Zodíaco chino (paleolítico), lo que indica un tiempo anterior a la agricultura (<-6.000). En el texto, el sistema de Casas Lunares ya se ha forzado al esquema zodiacal, numerándose hasta 28 mansiones (no 27 del ciclo sidéreo ó 29 del sinódico), lo que no responde a la observación lunar primitiva visto en el calendario romano. También se actualizan las materias atribuidas a cada Casa, y por ello es un lejano eco de la astrología que estudiamos.

Por lo demás, todo sistema de previsión es proyectivo; la predicción por la Luna evoluciona y se convierte en la predicción por el Sol tras el cambio de cronología. Naturalmente que cualquier previsión hay que hacerla al principio del tiempo o ciclo, pues tratamos de saber lo que ocurrirá en él. Por eso había que observar el ciclo en la Luna Nueva, lo mismo que se hace luego la predicción solar a partir de la posición del Sol en 00 Aries.

Isaías nos lo confirma, aún vigente en su tiempo (ca. -650), con la profecía sobre Babilonia:

     "Tu sabiduría y tu ciencia te engañaron. Tú pensabas: yo, y nada más que yo. Pero va a caer sobre ti un mal que no podrás conjurar... "(47.10)

     "¿Estás harta de tanto consultar? Que vengan ahora, que te salven los que por la Luna Nueva y las estrellas hacen la carta del cielo para saber lo que te ocurrirá. (47, 13)

Algunas observaciones de la Luna Nueva han sobrevivido, pues aún en los viejos "lunarios" hay numerosas observaciones meteorológicas al respecto:

     "Si la Luna tuviere los cuernos agudos y resplandecientes, por tres días antes o después de la Conjunción... denota serenidad por todo aquel cuarto"

    "Si la Luna al cuarto día tuviere las puntas delgadas y ella estuviere muy resplandeciente, denota haber serenidad por toda la lunación."

    "Cuando la Luna Nueva tuviere las puntas muy delgadas, coloradas y resplandecientes, y que parece que se mueven, señala terribles vientos"

     "Cuando la Luna, antes del cuarto día, no mostrare sus puntas agudas, sino romas, señala vientos duraderos por casi toda la lunación, y que vendrán de occidente" (J Cortés. "Lunario")

El método se explica porque en la agudeza y estrechez del menisco es más fácil distinguir cualquier diferencia de cromatismo, indicadora del estado atmosférico, especialmente en las capas altas, lo que no sucede en Luna Llena o Cuartos.

Su popularidad ha pasado incluso al folklore, desde tiempos antiguos, y se dice que

"Cuando la Luna tiene cuernos de gavilucho
lloverá poco o mucho,
o nada,
o quedará el tiempo según estaba"

También es la Luna la que juega un mayor papel en las "Cabañuelas", donde se proyecta día = mes sobre las lunaciones siguientes, común a otros métodos astrológicos. Esta proviene ya de tiempos agrícolas, pues se toma como punto de partida el Equinoccio de Otoño, cuando la atmósfera es más estable, y con ello se pueden observar las variaciones que afectarán al año agrícola, iniciado en ese tiempo.
 

     18.- Pero el solo razonamiento científico no resuelve todas las cuestiones, pues la realidad es supralógica, entrando en ella la inspiración y la intuición. Los antiguos seguramente llegaron a la misma conclusión, y por eso estudiaron otros medios de prever el futuro.

A este respecto, invertimos el razonamiento al juzgar el influjo ambiental sobre los vivientes. Creemos que es el estado atmosférico, por ejemplo, el que influye en una cierta patología, por la carga eléctrica, los frentes ciclónicos, etc. y ello es verdad solo en último término como "señal" y no causa.

Porque si tenemos, por ejemplo, una cierta radiación que obra en diversas estructuras, éstas serán afectadas y transformadas de acuerdo con su complejidad, siendo las más complejas las que primero lo manifiestan, pues para subsistir necesitan un gran número de vínculos internos, cualquier de los cuales puede ser influido y alterado, mientras que en las más simples, el número de vínculos, y con ello la ocasión de fallo, será menor.

Así pues, si comparamos ser vivo, con sus innumerables conexiones internas, con los elementos del equilibrio atmosférico, pese a parecer este muy complejo, ante cualquier transtorno, el primero en acusarlo será el ser viviente, y posteriormente podrá observarse en la atmósfera.

Por tanto, no es el cambio meteorológico visible el que produce la patología susodicha, sino que ésta acusa las alteraciones sutiles que le llegan mucho antes de que sean capaces de hacerse visibles en la atmósfera; y de ahí que son los vivientes la señal del cambio, y no a la inversa.
 

     19.- Situándonos en el final de la glaciación, ¿podía Noé, o el personaje por él simbolizado, prever el cambio climático diluvial?

Recordemos que todavía en los Libros Sibilinos de Roma, o en otros equivalentes de otros pueblos, se anotaban los fenómenos anómalos: nacimientos en hombres y animales, alteraciones atmosféricas o celestes. etc. en un ambiente biológico mucho más variado que el actual. Y solamente los vivientes pueden sintonizar influencias indetectables por el más poderoso instrumento mecánico. Adviértase al respecto que biológicamente la mujer está en sintonía más aparente con la Luna que el varón, de ahí su utilización de "sibilas", brujas ó adivinadoras, otra característica de la cronología lunar.

Es en el ser humano (la especie viviente más compleja) donde aparecen alteraciones patológicas y sociales previas a la crisis; en tal sentido describe el texto que

"Viendo Yavé cuánto había crecido la maldad del hombre sobre la tierra, y cómo todos sus pensamientos y deseos solo y siempre tendían al mal, se arrepintió de haber hecho al hombre en la tierra, doliéndose grandemente en su corazón, y dijo:

"Voy a exterminar al hombre que hice de sobre la faz de la tierra; al hombre, a los animales, a los reptiles y hasta las aves del cielo, pues me pesa haberlos hecho" (Gén. 6,5)

Lo que significa que la alteración se manifestaba ya biológicamente (no se limita al hombre, sino que alcanza a los animales), quizá por un aumento de malformaciones, monstruosidades, etc. junto con extraños comportamientos o evolución de los vivientes.
 

     20.- ¿Podían los sabios paleolíticos prever la de glaciación astrológicamente?

Pensemos como causa última de la influencia de los astros la radiación. La ciencia positivista suele considerar como única fuente de radiación la del Sol, siendo despreciable el resto; la misma de los planetas sería solamente un simple reflejo de la solar.

Pero esto es erróneo: la luz / radiación que nos llega de Urano puede haber sido "causada" por el Sol, pero su espectro difiere "cualitativamente" habiendo sido filtrada y modulada por Urano, con lo que realmente su origen está en el planeta tal como llega a nosotros.

Los estudios de Milankovitch sobre los períodos glaciares solo consideran la "energía" de la radiación solar, ignorando otras como la procedente de la Vía Láctea ú otras fuentes estelares. Pero en el resultado completo hay que tener en cuenta la radiación total, solar y celeste.

El Sol "protege" a los planetas del sistema de la radiación exterior; ésta llega a la Tierra por su parte oscura, en sombra, y destaca tanto más cuanto más débil es la solar; que es mínima sobre el Hemisferio Norte (regente de los hielos) en el Solsticio de invierno.

El cambio climático se produjo al pasar el Solsticio por la intersección de los planos eclíptico y galáctico, donde además se acumulan estrellas hasta formar la zona más brillante del cielo. El efecto de esta radiación exterior sobre el complejo sistema terrestre, con sus interacciones, efectos acumulativos, retroactivos, etc. es imprevisible.

Ignoramos también hasta qué punto los antiguos pudieron intuir o razonar tales influencias, pero hay en torno al punto solsticial innumerables referencias míticas sobre espíritus y entes que pasan por esa "puerta solsticial". Lo cual sugiere, a su vez, que su influencia (sus radiaciones) es presentida en los planos profundos, genéticos, moleculares, espirituales, etc. que hacen coherente toda la doctrina.

Acaso por esta vía racional, también los paleolíticos, figurados por Noé, pudieron haber llegado a prever el Diluvio, tal como consta en los libros sagrados.
 

Notas

[1]  "Astronomía - astrología paleolítica".- MEMORIA 15° Congr. Astrol.. Arosa. jun. 1998. « Texto

[2]  "Astronomía - astrología paleolítica". Op. cit. « Texto

[3]  J. A. Gómez Barrera: "La pintura rupestre esquemática en la Altimeseta Soriana". Soria. 1982. « Texto

[4]  Por similar razón, los ritos a la Virgen (rosario) suelen ser por la tarde-noche. frente a los solares (misa) que son matutinos, aunque modernamente se hayan tergiversado por coyunturas sociales ú otras. « Texto

[5]  La denominación proviene del lenguaje del substrato: idus, del etrusco iduo = partir, dividir por dos, iduus = dividido, significando la mitad del mes. Kalendas existe también en griego: kalandai proviene seguramente de la raíz -kal-, kol-, kar-, kor- = "punta, saliente, cuerno"; kalabis = danza lunar, kalaqos = cornisa, saliente; kolwne , kolwnos = colina, cima, altura. Se observa que al instituirse el "paleolítico" calendario romano (ant. -753) no hay "días semanales" ordenados, sino que el día señalado depende del momento del Cuarto lunar; la asignación semanal a los dioses planetarios es muy posterior (-200 E.C.) « Texto

[6]  El error proviene de operar con los símbolos creyendo que se opera con las cosas, error no exclusivo de la magia: en las ciencias físicas se olvida a menudo que operar con números no equivale a operar con los conjuntos que representan. « Texto

[7]  y. "Nomenclator astrológico" Cassianus Bassus y Zoroastro. « Texto



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Demetrio Santos: Astrología paleolítica
http://cura.free.fr/xxx/27santos.html
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